MANUEL DORREGO: Un líder nacional y popular.
POR MATÍAS ESCOT. El establishment porteño utilizó al ejército para derrocar a Manuel Dorrego. Un día como hoy de 1828, el gobernador federal fue fusilado por Juan Lavalle. DORREGO o el padresito de los pobres, como solían decirle.
 
                “Este pueblo espera todo de usted, y usted debe darle todo, cartas como estas se rompen” (Carta de Juan Cruz Varela a Juan Lavalle, influenciando al fusilamiento de Dorrego).
“Una revolución es un juego de azar en el que se gana hasta la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella”. (Carta de Salvador María del Carril a Juan Lavalle).
I
Dos nacimientos
Era 11 de junio de 1787 y nace en Buenos Aires el hijo de un comerciante portugués muy próspero, el sexto y último, nacía Manuel Bernabé Cripúsculo Dorrego, y fue bautizado al otro día en la parroquia de San Nicolás Obispo, que quedaba en las actuales Corrientes y Carlos Pellegrini. Sus padres eran José Antonio Dorrego casado con María de la Ascensión Salas. 10 años después nacía otro niño, una fecha que en el siglo XX, será muy particular, un 17 de Octubre de 1797, por rama paterna es descendiente de los caballeros infanzones de la corte de España y Nápoles. Sus ancestros combatieron en Asturias por el año 700 contra los moros. Su sangre es brava, temperamental, y el niño es muy rubio y de ojos celestes; a una diez cuadras de el niño Manuel que tiene 10 años, nace Juan Galo de Lavalle, protagonistas trágicos de esta historia.
Indisciplinado y Bucanero
Un sol tibio invade la fría mañana del primer día de abril de 1811 en Santiago. Un argentino estudiante de derecho defiende la Primera Junta chilena creada en Septiembre de 1810. Junto a 500 hombres enfrentan al ejército ultramonárquico que quiere acabar con la revolución. Le cuesta obedecer órdenes, y desconoce la de su jefe Juan de Dios Vidal. No espera, valeroso, y con sus manos llenas de pólvora dispara sobre los realistas. Tiene 23 años, y está dispuesto a todo; como lo hará cuando sea elegido Gobernador de Buenos Aires, es Manuel Bernabé Dorrego.
Ya dijimos, no es de andar obedeciendo, fue un pilar fundamental en el Ejército del Norte, casi el que desnivela la Batalla de Tucumán, cuando Manuel Belgrano por sus dolores gástricos, no podía montar. Es él, que incentiva a Juan Ramón Balcarce, y al dubitante Belgrano, para no relegarse y dar batalla. Bravío ataca para vencer, en aquellos días finales de Septiembre del 12.
Corría el año 1816 cuando Juan Martín de Pueyrredón lo echó del ejército por indisciplinado, y aventurero, Dorrego partió en un barco a Jamaica. Sus compañeros hicieron algunas tropelías y, apresado por los ingleses lo llevaron a juicio. Allá en el Caribe, donde el agua es cristalina, y el calor azota se salvó de morir en la horca por bucanero.
II
El Padre de los pobres
Llevaba un traje desalineado y algunos decían que era para “captar a las multitudes, al bajo pueblo, a los descamisados” . Hacia 1823 es Diputado Nacional, y se caracteriza por tener contacto con los referentes a escala barrial. Es uno de los legisladores más populares, camina las orillas, y matea con los vecinos de Barracas, La Boca y los del mercado de Once. Es la voz cantante contra el desatino que representa la Constitución Unitaria de 1826 que deja fuera del voto a las clases populares; y dice: “Si se excluye a los jornaleros, domésticos, asalariados y empleados (…) ¿entonces quien queda?..” se pregunta, y aclara, “queda cifrada en un corto número de comerciantes y capitalistas la suerte del país”. 1
Este era el plan de la burguesía comercial porteña, cuyo representante era Bernardino Rivadavia y un grupo de dirigentes de la élite, que el pueblo no votara. Es en estas sesiones que Dorrego los exhorta, “Échese la vista sobre nuestro país pobre” 2, les grita en la cara a los señores de frac y levita que desconocían al bajo pueblo. Y ahora agrega sin tapujos, una frase que podríamos gritarle a muchos, es muy actual:“¿Qué es lo que resulta aquí?. Una aristocracia, la más terrible si se toma resolución, porque es la aristocracia del dinero“. 3 Así se despacha Manuel Dorrego en el Congreso Constituyente de 1826, cuando los poderosos esperaban dominar fácilmente a las masas impidiendo su voto. Es el indisciplinado e incorrecto diputado de la plebe que los hace trastabillar. No en vano, en la calle se ganó el apodo de padresito de los pobres.
III
Un Descamisado al gobierno
En agosto de 1827 asume como Gobernador de Buenos Aires por el Partido Federal. La situación es compleja, recibe al Estado en crisis económica y financiera tras el gobierno del inefable Bernardino González Rivadavia. Sin embargo como en aquellas jornadas en Tucumán, Dorrego pelea por no rifar la patria a los capitales extranjeros, y a la clase dominante local. El diplomático inglés Lord Jhon Ponsonby lo extorsiona con retirarle las divisas del Banco Nacional sino paga los intereses de la deuda contraída por González Rivadavia a la banca Baring Brothers. Como si fuese poco la minera inglesa River Plate Minning lo intimaba a pagar casi 53000 dólares.
Nuestro hombre era un verdadero federal, y además había entendido junto a Manuel Belgrano que las causas nacionales no se entregan. Decidió no ajustar a las provincias y a los más débiles, por ende declaró la cesación de pagos de la deuda. Ante el reclamo británico, con furia afirmo “Los ingleses se creen acreedores del Estado argentino por una suma enorme”, 4 luego los tratará de viles especuladores.
Por último en tiempos de crisis los estancieros aprovecharon para generar desabastecimiento e incrementar así los precios de la leche, la carne y el pan. Lo sintió como una estafa de los poderosos contra los más humildes. Así estableció en marzo de 1828 una política de precios máximos, o precios cuidados. Fue en diciembre de aquel año que los autores intelectuales Salvador María del Carril y Julián Segundo Agüero- unitarios- incentivaron al ejército para que derroque al Gobernador. Le tocó a un héroe de la independencia, Juan Lavalle, intempestivo y errante; lo fusiló sin juicio previo. En aquel mediodía del 13 de diciembre de 1828, en los campos de Navarro, ardía el sol y la boca de los fusiles: disparados por el ejército aunque también por la élite porteña.
Citas y Fuentes:
1, 2, 3. Galasso. N. Historia de la Argentina. Pág.259.
4. Galasso, N. Ibídem. Pág. 264.
-Galasso. N. Historia de la Argentina. T2. Ed. Colihue. Bs.As.2011.
-Ramos. J.A. 1. Revolución y Contrarevolución en la Argentina. Las Masas y las Lanzas. Ed. Continente. Bs. As. 2012.
 
                                         
                                         
                                         
                                         
                                         
                                        
Gracias a vos Daniel por leer y escribir!.